"Camille," dijo Manus. "Ha pasado bastante tiempo, no es asi?"
Ella sonrió. Su piel lucía más blanca de lo que el recordaba, y sus oscuras y delgadas venas comenzaron a aparecer bajo la superficie. Su cabello todavía seguía siendo de color plata hilada y sus ojos seguían siendo verdes como los de un gato. Ella todavía era hermosa. Mirandola a ella, estaba de nuevo en Londres. El vió la luz de gas y olió el humo y la suciedad y los caballos, le espiga metálica de la niebla, las flores en Kew Gardens. El vió a un chico con cabello negro y ojos azules como Alec, escuchando la musica del violin como el sonido del agua de plata. El vió a una chica con cabello castaño largo y una cara seria. En un mundo donde todo fue apartado de él eventualmente, ella era una de los pocos recuerdos constantes.
Y luego estaba Camille.
"Te extrañe, Magnus" dijó ella.
"Te extrañe, Magnus" dijó ella.
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